POLITICA del latín politicus, y del griego politiké, ciencia social, en ocasiones ha sido identificada con el derecho político. Su objeto de estudio son las leyes o los fenómenos dentro de los que se desarrolla la vida del estado, su nacimiento, su marcha, sus tareas; ya como unidad básica se habla de su organización y funcionamiento, de la política estatal para el logro de sus cometidos”.[1]
Del concepto
anterior se desprenden dos líneas a seguir indispensables para la materia, la
primera es la política en la doctrina y siguiendo con la segunda tenemos la
política en la práctica o en el ejercicio de la actividad política del estado o
ejercicio del poder, y, es aquí, en donde aparece la primera disyuntiva. Para
comprender la función de la Política en la doctrina es menester un leve
análisis histórico de esta, partiendo de una concepción filosófica ya que es, a
través de la filosofía, que nace la filosofía política cuyo objeto de estudio
es el individuo y sus relaciones con la sociedad incluidos sus elementos más
importantes como su gobierno, las leyes que lo rigen y derechos que le otorgan,
así como la conformación del poder.
En la antigua
Grecia, la política analizaba los principios básicos sobre las cuestiones
económicas de la ciudad–estado, sin embargo, es necesario hacer énfasis en un
aspecto primordial, esto es que, consideraban únicamente a los griegos libres
dejando a un lado a los esclavos pues,
como es bien sabido, estos no eran considerados ciudadanos ya que formaban
parte de la hacienda[2]. Es precisamente
en este rubro en donde se presenta el doble sentido de la política puesto que,
era muy común confundir las cuestiones referentes a la administración y
organización de las haciendas esclavistas con las cuestiones del Estado.
Es menester
hacer referencia al concepto que de política se tenía en la antigua Grecia en
donde Estado y ciudad se denominaban igual, puesto que polis es ciudad (del gr.
polis ,en la antigua Grecia, Estado autónomo, constituido por una ciudad y un
pequeño territorio .. y del latin
politicus, y este del gr. polítikós, la forma f. politike, /adj.
perteneciente o relativo a la actividad política), [3]
y política, es todo lo relativo a la vida de la polis entonces resulta que en
política y estado está implícito lo social, es su razón de ser.
Las corrientes
del pensamiento filosófico político dan surgimiento a la teoría política, en su
primer estadio o etapa antigua, cuya doctrina es representada por Aristóteles como iniciador del planteamiento
conceptual y quien le da el sentido al término política como forma correcta de
gobierno, sustentado en una visión filosófica (de la que se apartaría
el derecho positivo) sobre el arte de gobernar la polis, y la utilización del
poder para lograr ese fin a través del Estado que se consideraba antiguamente
como una organización política que no conocía de divisiones, en el que no había
separación entre cultura, política y religión, dando pie a diversos contrastes
durante la evolución de la organización política en la edad media, es en esta
segunda etapa histórica en la que la polis evoluciona al sistema de gobierno
conocido como feudalismo, en este se centralizo toda forma de poder a un área
geográfica constreñida a la propiedad señorial, concesionada por el poder
pontificio obligando a un sistema político monárquico que opaco el concepto de
Estado hasta el siglo XII.
En el segundo estadio de la época antigua,
esto es en el Renacimiento durante los siglos XIV y XV, surgen las primeras
ideas políticas que consolidan el nuevo
modelo de estado-nación y es Nicolás
Maquiavelo quien sienta las premisas de esta nueva etapa, su obra “El Príncipe”, se considera como el parteaguas que da vida a la primera
dirección de política criminal, misma que trae a la par la imperiosa necesidad de una reforma en
el derecho penal.
El estado moderno se inicia con la creación de universidades, se rescata el pensamiento aristotélico de Estado, iniciándose así la evolución del pensamiento político de estado-nación de Maquiavelo, con los teóricos de la representación política Thomas Hobbes y su obra “El Leviatán”; “El contrato social” de Locke y la división de poderes, la libertad política y separación de poderes de Montesquieu y el pacto social de Rousseau.
Con la constitución del Estado se genera
una problemática que se centra en los
fines del Estado, no es un solo fin, sin
embargo debe procurar, con todos los recursos materiales, el desarrollo
integral de la persona humana, esto es que el Estado, como organización
política debe involucrarse en el orden moral, en el ámbito de los valores que lo obligan a actuar con
ética, por lo tanto, sus fines deben ser basados en tres dimensiones que son la
justicia o el valor, las normas jurídicas y el ámbito de la realidad, esto es
el espacio en el que se desarrolla la persona en conjunto y en lo individual.[4]
Hoy en día se llega a la conclusión de que el Estado,
como ente complejo, presenta varios
aspectos, el primero es que este nace dentro
de un contexto histórico, los acontecimientos históricos de cada
sociedad definen su estructura y organización política misma que debe estar
forzosamente regulada por una normatividad,
es este otro aspecto importante pues, al estar conformado por un
conglomerado de individuos agrupados solidariamente, esto obligadamente
lleva a la conformación de una
institución política que requiere de un tipo de gobierno cuya actividad debe
estar encaminada a la búsqueda y la correcta aplicación de normas jurídicas
siempre en beneficio de la sociedad.
[1] MARTINEZ MORALES, Rafael I. “DERECHO ADMINISTRATIVO”, Biblioteca
Diccionarios Jurídicos Temáticos, Harla S.A de C V., México, 1997, p.188.
[2]Cfr. KARATEV, [et. al], “HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS” (Vol. I), Grijalbo S.A., Traducción José Laing, México, 1964, p.p. 19-20.
[3] Polis. En: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA “Diccionario de la lengua española” [en línea], 23ª ed., España, s.e., 2014, [fecha de consulta 31 marzo 2018], disponible en: http://dle.rae.es/?id=Ta2HMYR.
[4] GONZALEZ GONZÁLEZ,
Ma. De la Luz. “VALORES DEL ESTADO EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO, Segunda
ed., McGraw-Hill, México,1997, p.309.